El Sahara ocupado por Marruecos nos es
más desconocido que el Sahara del exilio, el de los campamentos de refugiado en Tinduf. Los
saharauis son marginados en su propia tierra por las
fuerzas de ocupación marroquíes.
A veces, algunas voces, por su fuerza y coraje,
logran que nos interesemos por lo que pasa más allá de ese muro. Este fue el
caso, de los saharauis que salieron a las calles en 2005 en lo que se
denomino la intifada saharaui o el de Aminetu Haidar,
que con su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote en protesta por su
expulsión de El Aaiun, ha puesto rostro al conflicto.
De todos los conflictos internacionales, el del Sahara
Occidental es uno de los pocos que consigue movilizar a la sociedad española y resulta
llamativo el contraste entre la implicación de muchos ciudadanos de a pie y la
tibieza de los dirigentes políticos españoles en este conflicto, creado, al fin y al cabo, por España al abandonar el territorio en 1975.
Historia de una lucha por la libertad
La
presencia española desde el S. XV se basó en la protección del archipiélago
canario. Hasta mediados del S. XIX la tierra saharaui estuvo libre de la
ocupación extranjera. En la conferencia de Berlín de 1884 las entonces
potencias europeas se reparten África. Las fronteras que delimitan el actual
territorio del Sahara Occidental se definieron en los acuerdos que Francia y
España llevaron a cabo entre 1900 y 1912.
En 1934 los notables de las
tribus saharauis firman su sometimiento amistoso con el estado español, que
denomina a la zona Sahara Español, y la declaran provincia española en 1958.
La ONU proclamó el derecho a la
autodeterminación del Pueblo Saharaui en 1965, e instó a España a que agilizara
su descolonización. La población saharaui se manifiesta a favor de la
independencia llegando a confrontaciones armadas con el ejército español. En
1973 se crea el congreso Constitutivo del Frente por la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro,
conocido como Frente Polisario.
l 6 de noviembre de
1975, en plena agonía del régimen franquista, el rey de Marruecos, Hassan II
lideraba la “Marcha Verde” con la que
invadió la que fuera la 53 provincia española: el Sahara Occidental.
Marruecos inició la invasión, y Mauritania atacó por el sur. Parte de la población
Saharaui se vio obligada a huir a la región argelina de Tinduf.
España había entregado, de forma vergonzosa, el territorio del Sahara
Occidental a Marruecos y Mauritania, a través de la firma de los Acuerdos
Tripartitos de Madrid mientras agonizaba Franco y su dictadura y sin contar con
el Pueblo Saharaui. El frente Polisario inició
acciones de resistencia contra las fuerzas de ocupación y el 27 de febrero de
1976, tras la salida de España, proclama en Bir Lehlu
la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
El ejército español lejos
de defender la resolución de la ONU y el periodo de transición abandonó a su
suerte a la población saharaui dejando el camino a los marroquíes el 26 de
febrero de 1976, lo que obligóa los saharauis a enfrentarse con al ejército del
monarca alauita.
El Pueblo Saharaui sufrió los bombardeos con NAPALM y fósforo
blanco sobre la población civil, lo que forzó un éxodo masivo hacía el desierto
para huir del sufrimiento, la guerra y la muerte.
La guerra contra
Mauritania se prolongó hasta 1979. Un golpe de estado en el seno del ejército
mauritano hace que el gobierno entrante firme la paz con el Frente Polisario, que hasta entonces habían ejercido una
resistencia muy dura en los territorios ocupados por este país.
Sin embargo, con Marruecos la
guerra se prolonga hasta 1988, momento en que se producen las primeras
conversaciones de paz. Aunque no sería hasta 1991, cuando se firman en Houston
los Acuerdos de Paz, bajo la supervisión de la ONU, mientras los muertos por
ambos bandos se cuentan por millares.
Para descargar los Acuerdos de Houston haga click sobre
La ONU establece un Plan de Paz
que es consensuado por todas las partes. En el mismo, figura como condición: el
derecho inalienable a determinarse del Pueblo Saharaui sobre su propio
territorio a través de un referéndum, que la ONU comienza a preparar.
Marruecos como fuerza invasora y
nueva potencia colonizadora del Sahara Occidental, obstaculiza el proceso
electoral y realiza maniobras dilatorias dentro y fuera del país, para impedir
por todos los medios la realización del referéndum de autodeterminación.
Transcurre el tiempo y la ONU mantiene el control sobre
el “Alto el fuego” y se conceden las prórrogas sobre el conflicto.
Se suceden
las resoluciones y los enviados especiales de la Secretaría General. Marruecos
hace caso omiso de las resoluciones y de
los requerimientos y soluciones planteados por los enviados especiales, porque
tiene el apoyo explícito de Francia, EE.UU. y otros países de la comunidad
internacional a los que este conflicto no les interesa.
La postura española es
contradictoria. Por un lado, los diferentes gobiernos, a pesar de las buenas
palabras, no han actuado con responsabilidad para aportar alternativas serias a
la solución de este litigio por miedo a enemistarse con el vecino Marruecos.
Desde hace 35 años los
saharauis sobreviven en jaimas en los campamentos de
refugiados en el exilio forzoso, abandonados de todos, donde a nadie molestan y
nadie se preocupa de ellos.
En la actualidad, Marruecos
ejerce su dominio sobre la ex-colonia española que lucha por ser reconocida
como la República Árabe Saharaui Democrática y porque se cumpla el Plan de Paz de
la ONU adoptado en 1991 por el
Consejo de Seguridad, que ponía fin a 16 años de guerra con Marruecos.
Entre tanto, la represión de las pacíficas manifestaciones
independentistas en el Sahara ocupado se suceden y son
reprimidas brutalmente por las fuerzas de seguridad marroquíes. Los
corresponsales de prensa extranjeros, entre ellos españoles, son testigos de
detenciones arbitrarias, torturas y vejaciones tal como lo publican medios de
comunicación.
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